García y yo somos del 51, es decir que nacimos cuando en el Río de la Plata se empezaban a despertar de la siesta.
Crecimos en un mundo hostil, cargado de amenazas como cielo de tormenta, con la crisis y la insurgencia como partes sustanciales de la atmósfera. Charly creció con Videla y yo con el Pachecato y el año de la orientalidad, cuando los milicos nos dividieron a los ciudadanos en infames categorías.
Marco en la memoria de mis encuentros con García, tres momentos especiales: una mesa del Sorocabana en el 75(bar legendario que ya no existe más), un recital de la Máquina de hacer pájaros( en el que nos diste un palco a mí y a Alejandro Giannini) y el último de 2004, cuando viniste a presentar ¨Influencia¨.
En estos días de agosto, los grandes medios de comunicación del Uruguay, leáse los canales de TV, se ocupan de toda clase de tonterías y groupies bailando en el caño del sistema.
Este es el Mundo Mágico de TV Chatarra y Tinelli, donde siempre ganan ellos y donde las más elementales formas del pensamiento son aplastadas por la humanidad de la Tota Santillán y las siliconas de una putarraca de quinta.
Hay otras cosas, bellas y necesarias, que no serán registradas: el último disco del flaco Spinetta, las raíces de Betito Satragni 30 años después o la música de García.
Nada de eso se registra, en un país sin proyecto cultural, donde la inteligencia ha sido proscripta, para que siga el mambo de los cómplices desembozados del modelo cultural menemista.Qué herencia, man.
AGUANTE CHARLY.
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