sábado, 4 de julio de 2009

PA QUE NAIDES QUEDE ATRÁS.


En Secundaria, conocí a Juan José Montano.
Militábamos en la misma organización juvenil, asunto que no es secreto para nadie, pertenecí por casi 30 años a la UJC y al Partido Comunista.
Me parece que antes del golpe, mi relación ya no fue de militancia estricta, él trabaja en un diario antes de la dictadura, y me acercó a la redacción porque le gustaba algunas cosas que escribía.
Después de la dictadura, Juanjo regresó de Nicaragua donde había militado y combatido, y me entrevisté con él varias veces porque disponía de información de primera mano sobre el proceso de América Central y porque había impulsado la publicación de algún libro sobre los sandinistas.
Juanjo tenía cara de niño y era un hombre amable y cordial, un buen compañero y un revolucionario en el sentido más estricto.
En este blog de un poeta menor, impongo aquí la presencia de la áspera realidad de nuestra América Latina en la imagen del sepelio de Meme Altesor, otro entrañable compañero de mi juventud, caído en defensa de la revolución sandinista.
Juanjo Montano, de bigote debajo de la cruz, él no fue abatido por la contra, sino por una puta enfermedad que lo mató en Montevideo, a su regreso de Nicaragua.