Foto de Patti Smith, bt Gaga Nielsen
juan, ¨mira con tus dos ojos, y a veces más¨
si uno pudiera
dejar el corazon
en un cajoncito del ropero
como hacìa mi padre
con sus gemelos nacarados
- que alguna vez fueron oficiales
de un ejercito de botones-
si uno pudiera salir a la vida
descorazonado
con piernas y con brazos
con lengua y ojos
con las orejas limpias
con nariz y la tos del cigarrillo
con la cantora en la boca
con sus partes pudendas
con cabeza y bien peinado
si uno pudiera salir a la calle
con sus zapatos
y todas sus larailas
casi completo
pero sin el bolsillo zurdo
ese bolchevique irredento
el viejo baúl de plata
de emociones y desencantos
que los románticos
designaron chairman of the board
por encima del páncreax
los pulmones o el duodeno
los funcionales dispositivos
sin ascensos ni lustre
salir con la cabeza
en su sitio allá arriba
que los románticos y los sesentistas
-que conocí en el camino-
bloquearon como a un puente
con consignas
y lumbres espirituosas
dejàndole apenas
la tarea de ser soporte
de crines floridas y sombreros
y encontraron que habìa mérito
en desentenderlo todo
si uno pudiera entonces
dejar el caro cuore
junto con las medias y los calzoncillos limpios
y salir con todo lo demás
con la carga de huesos
vértebras lumbares
plexo solar y genitales
no habría más riesgos
que los puramente funcionales
y mecánicos
doblarse un pie
en un pozo de la calle
volcar una y mil tazas de café
acabar con toda una cristalería
como un torpe camarero
romperse la crisma
pisando el jabón de baño
apretarse un dedo
en una puerta
y otros bloopers
gags del cine mundo
llevados a la pantalla digital
de tu vida en el siglo XXI
pero sin corazón
podría uno tomar helados
saborear el sabor de la vainilla
o la crema americana
sin que la memoria afectiva
te nuble el sol de las heladerías
con la sombra de la abuela
o la cintura de la madre
que tuvo
si el corazón fuera
una pieza de fáciil desmontaje
sin alterar el ritmo
de todo lo demás
podría uno sentarse
a beber cerveza con maníes
sin el retrogusto amargo
de las traiciones
de los crímenes impunes
de los siete de marzo
los doce de noviembre
de tus distancias
frente a mis perrerías
si pudiera uno dejar guardado
ese complejo mecanismo
de relojería
que pone a las arterias
a funcionar en red
sin esta central de sentimientos
uno seria invulnerable
al colesterol y a los domingos
donde mi equipo acumula
insufribles derrotas
y empates vergonzosos
podria licenciar
-al menos por un rato-
tristísimos recuerdos
del niño con riñones malos
perseguido por impiadosos
demonios de hospital
y otros espantos
si fuera posible guardar
el corazón
en algun lado
ese artefacto insorbonable
y buchón
-como consigna poe-
el insomnio dejaria de acecharme
en la oscuridad.