Don Ata, como bien dice, ¨el hombre es el paisaje¨, por eso Usted anda por montes, llanuras, ríos, quebradas, pero también en las ciudades donde conviven el lujo, la opulencia, las expresiones más sofisticadas de la revolución científico-técnica, con el hambre de los marginados por la sociedad capitalista moderna.
Querido Tata, Usted me recuerda los días de la infancia, sentado en el sillón de la peluquería de mi padre, con olor aceitoso de la brillantina y el perfume del talco, escuchando la vieja Radio Artigas.
Su voz me llegaba como la un pariente ancestral, el abuelo que no conocí vivo, y envolvía mis sueños con una luz de lunita tucumana.
Sin entender demasiado, por entonces, algunas de sus letras, la mirada de aquellos ojos negros, de la paisanita, a la que Usted cantaba en Nostalgias del Portezuelo, me calaba hasta el alma.
Era muy chico entonces, soy un hombre ahora, cercado por la edad madura, y Usted sigue entrando en mi corazón sin pedir permiso.
Buen Aniversario, Tata.