El hombre de la bicicleta cruza el desierto
entre los cactus y las piedras
pedalea un ciclista de jopo
y corbata de moña
tiene un bigote finito
y una sonrisa de cantor
de radio
la bicicleta tiene un motorcito
italiano que tose asmático
el hombre va sorteando las piedras
y las sombras
con el silbido que me dormía
de niño
con ese hombre
la foto a color y en movimiento
del parque Batlle
mil novecientos cincuenta y cuatro
nos dijimos tantas cosas
durante tantos años
que por último no teníamos
nada que decirnos
en el final
no apreté sus manos de guitarrista
no cerré sus ojos
ni bese su frente fría
ahora está silbando
para sortear espantos
como a sus seis años
cuando fue a comprar vino
para el padre
una noche de lluvia
y él iba saltando
aterrado
entre los sapos
como a los catorce
cuando el padre los abandono
lo dejo a cargo
de la madre y las hermanas
y la Marina le degolló
la infancia
- el espectro amigable
de un niño perdido
que a veces volvía
en sus dibujos de caballos
y aeroplanos-
habrá silbado también
- como un sollozo-
a los veintitrés
cuando nací con los riñones malos
y le dijeron:
" no llegará al año"
pero ahora
no hay nada que temer
el pedalea como en el 54
con el jopo glostora
el lunar al costado
del bigote
con la sonrisa
que me llevaba a tierra firme
desde el encrespado mar de las pesadillas
junto al fuego
los otros cuatro duermen
solo los coyotes y yo
sabemos
que mi padre
ha pasado por la noche del desierto.
entre los cactus y las piedras
pedalea un ciclista de jopo
y corbata de moña
tiene un bigote finito
y una sonrisa de cantor
de radio
la bicicleta tiene un motorcito
italiano que tose asmático
el hombre va sorteando las piedras
y las sombras
con el silbido que me dormía
de niño
con ese hombre
la foto a color y en movimiento
del parque Batlle
mil novecientos cincuenta y cuatro
nos dijimos tantas cosas
durante tantos años
que por último no teníamos
nada que decirnos
en el final
no apreté sus manos de guitarrista
no cerré sus ojos
ni bese su frente fría
ahora está silbando
para sortear espantos
como a sus seis años
cuando fue a comprar vino
para el padre
una noche de lluvia
y él iba saltando
aterrado
entre los sapos
como a los catorce
cuando el padre los abandono
lo dejo a cargo
de la madre y las hermanas
y la Marina le degolló
la infancia
- el espectro amigable
de un niño perdido
que a veces volvía
en sus dibujos de caballos
y aeroplanos-
habrá silbado también
- como un sollozo-
a los veintitrés
cuando nací con los riñones malos
y le dijeron:
" no llegará al año"
pero ahora
no hay nada que temer
el pedalea como en el 54
con el jopo glostora
el lunar al costado
del bigote
con la sonrisa
que me llevaba a tierra firme
desde el encrespado mar de las pesadillas
junto al fuego
los otros cuatro duermen
solo los coyotes y yo
sabemos
que mi padre
ha pasado por la noche del desierto.
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