A Osvaldo Fattoruso
Un piano vertical
con unos dedos como algas azules
estirandose sobre las teclas
de la melancolía
- esa gorda tristona
y ebria sin remedio-
un contrabajo de caja como un mascarón de proa
de un galeón español
marcando el paso como tacones
descendiendo al fondo del bodegón
una estela dorada de licor sobre la niebla
de los altos hornos de la noche
osvaldo sentado detrás de los tambores
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