miércoles, 22 de octubre de 2008

BUSCANDO A MIGUEL CANTILO

Vengo de lugares similares, cargando sueños y broncas parecidas.
Entre nosotros, me interesaban más ¨A dónde va la gente cuando llueve¨ o ¨Con ropa de varón¨que ¨La Marcha¨, especialmente allá por mitad de los 70 cuando unos hermanos músicos Andrés Recagno y Bernardo Aguerre las cantaban en los ensayos de un pretencioso espectáculo multidisciplinario que llamamos ¨Macunaíma I ¨.
Supongo que estaba enfermo de yoismo o los demás nos le importaba demasiado, ya que el poeta aparecía como el más conocido de todos los que participaron.
Tuve ¨Conesa¨en disco y los milicos me lo llevaron junto con una montaña de libros, discos y cintas, antes de que estrenáramos el espectáculo el 27 de octubre de 1975.
Fuimos en cana con mi amigo Carlos Perdomo, un extraordinario artista y fotográfo, porque nos descubrieron tomando fotos, furtivamente, en el cuadro bajo del Hospital Vilardebó.
¿Pero qué tiene esto que ver con Usted, Miguel Cantilo?
Creo que bastante, las mismas peripecias generacionales, los mismos padecimientos por las   hijaputeces de un sistema tan calloso y sin alma, que tiene que saltarse su propia legalidad.
Sin conocernos, creo que podemos reconocernos en esas cosas que nos pasaron, mientras Usted soñaba canciones y yo unos versos demenciados por mi angustia frente al sufrimiento de mis hermanos.
Una tarde del 74, vi fugazmente a una compañera del Instituto de Profesores Artigas, Nibia Salbazagaray, imagino que ya clandestina, caminando por una calle céntrica de Montevideo.
Nunca nos llevamos muy bien, nos teníamos una mutua ojeriza, por eso su martirio me duele muy hondamente. Era una muchacha con un firme y claro compromiso político y social, llena de vida, alegre y con una cara de manzana.
 La asesinaron  con la saña que sólo pueden matar este hato de criminales que nos robaron para siempre el cielo de nuestra juventud.
¿ Cómo recordar que pretendimos asaltar el cielo, rodeados de tanto crimen impune y de tanta
vergonzosa canalla cómplice?
Escuchar ¨Apremios ilegales¨, aunque esté dirigida a un hombre sometido a suplicio, me recuerda el crimen de Nibia, infame muerte pasada como ¨suicidio¨, el eufemismo acuñado por la dictadura para tapar sus crímenes.
Seguramente, brother Cantilo estoy buscándole para constatar si las piezas comunes ajustan de la misma manera en nuestras historias personales, en nuestras formas de andar en el camino.
He andado con otros en la vida, muchos de ellos le conocen y le estiman.
Me gustaría conocerlo alguna vez, diría el brother Esteban con un vinito, joder, que este se me ha puesto de lo más valenciano. Pero si no fuera así, que al menos se diera una vuelta por El Faro, para hablar de su música, de los sueños que no arriamos jamás o, como diría el poeta Líber Falco, ¨para hablar simplemente de cómo cambia el cielo¨.

1 comentario:

Pato dijo...

Yo tengo el LP CONESA de 1972.
Conesa era la calle en donde vivían varios músicos, entre ellos Miguel, en comunidad.
De ese LP recomiendo "Padre Francisco" y sobre todo "Catalina Bahía" con un texto inocente de una ingenuidad tipo aprendiz-erótico, pero con una melodía sencilla y (sobre todo) una armonía maestra.
PATO