Haití tiene cascos azules de la ONU.
Brasileños, argentinos, chilenos,uruguayos y de otras partes.
Estas tropas de ocupación, responden a gobiernos democráticos de la región, incluso progresistas, pero han cometido desbordes de violencia y excesos, a pesar los cuales habrán de quedarse allí ¨para asegurar la paz y el orden¨, todavía por unos años.
Estos no son ejércitos populares, aunque los soldados sean modestos hombres de pueblo que buscan en ese destino hacer unos pesos, para mejorar las condiciones de vida de sus hogares modestos. No es con ellos el asunto.
Sus mandos son los que callan o desvían la atención sobre las respuestas que nos deben a los pueblos de América.
¿Qué hicieron con Julio Castro?
¿Qué pasó con Haroldo Conti?
¿Dónde está Helena Quinteros?
¿ Quién es el responsable del martirio de Víctor Jara?(se sabe, pero no irá a los juzgados, porque se ha cerrado el caso, sin castigo a los culpables).
Estas son algunas de las miles de preguntas que esos caballeros de uniforme siguen sin responder a la sociedad civil.
Sólo ponen el grito en el cielo y hablan de tolerancia, ojos en la nunca y entendimiento.
Las desapariciones de Julio López y las barbaridades cometidas por las tropas de la región en Haití, ponen bajo sospecha a los ejércitos del continente.
La mano dura sólo debe existir entre nosotros, para aferrarnos a la constitución y a la ley.
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