ATILIO PéREZ DA CUNHA
El Macunaíma de la leyenda a veces era muy ingenuo y a veces muy hijo de puta.
Supongo que por eso me pusieron ese apodo
Por Gerardo Tagliaferro
1) En La República, en una nota aparecida el 8 de agosto de 2005, se lo definía como uno de los uruguayos más típicos de estos tiempos . No sé qué quiso decir el periodista, pero
(Interrumpe) No, yo tampoco.
2) ¿Es un típico uruguayo?
En este sentido: añoro la diversidad en la que me crié. Tengo amigos que piensan políticamente en forma opuesta a mí y hemos tenido una relación muy fuerte y muy franca durante muchos años.
3) ¿Por ejemplo?
Se me va a quebrar la voz cuando lo nombre: Luis Brezzo, que fue senador y ministro por el Partido Colorado. Teníamos un grupo de amigos con el que creamos una especie de club de Tobi que se reunía el último sábado de cada mes. Ya Luis era ministro y había sido senador.
4) Y antes había sido de izquierda, militante de AEBU.
Claro, pero mi relación con él no empieza cuando él está en la izquierda. Ya estaba en el Partido Colorado. Soy uruguayo en ese sentido, me enriquece compartir con gente que piensa distinto.
5) ¿Siente que eso se perdió?
En los últimos treinta o treinta y cinco años ha habido una expoliación de esos valores que los uruguayos tenían. Cuando uno hace una investigación de mercado sale que el uruguayo es conservador. ¿Pero qué tipo de conservador? El tipo quiere conservar la sensación de que se puede andar por la calle con tranquilidad, en cualquier lugar, que se puede compartir una mesa con un tipo que piensa absolutamente diferente. Mi padre, que era peluquero, dejaba la plata para el diariero en el escalón de la puerta. Y el diariero dejaba los tres diarios envueltos en el pestillo y cuando mi viejo salía para la peluquería estaban ahí, nadie se los llevaba.
6) Es un típico uruguayo: nostálgico.
En ese sentido sí. Pero mi madre es hija de brasileños y su familia me marcó mucho más que la de mi padre. Por lo tanto, puedo ser nostálgico pero no soy un melancólico. Tengo esa cosa vital que he heredado de la cultura brasileña. Quienes me conocen saben que soy un tipo que vivo jodiendo, haciendo bromas. Yo he trabajado afuera, y a veces me dicen: ¿Sos uruguayo? No parecés .
7) ¿Diría que los uruguayos somos grises?
No puedo generalizarlo. Hay uruguayos grises, que tiran para abajo, que tienen complejo de enanos. Pero también hay uruguayos notables, con gran capacidad de innovación. ¿Que hay cierta grisura en el entorno? Bueno, somos un país en vías de desarrollo que ha pasado una serie de calamidades. Eso te toca el alma.
8) ¿El nombre Macunaíma viene de la novela de Mario de Andrade?
Viene de la leyenda tupí, y naturalmente del libro de Mario de Andrade. Me decían así en casa, y a mí me daba mucha bronca porque tenía, para mí, una cierta connotación femenina. Pero fui creciendo y cuando me hice socio de Agadu puse Macunaíma como seudónimo. Algunos de mis textos los firmo como Macunaíma.
9) ¿Quién le puso el nombre?
En casa, la abuela y los tíos.
10) ¿Por qué?
Porque debería ser un chico muy especial. El Macunaíma de la leyenda es un negro que se vuelve blanco, una gran alegoría del Brasil contemporáneo, del crisol de razas. Hacía muchas cosas, muchas picardías, a veces era muy ingenuo y a veces muy hijo de puta. Supongo que por eso me pusieron ese apodo. En el año 97 fui a Río de Janeiro, como jurado en el concurso sobre el logo del Mercosur. El entonces presidente Sanguinetti me lo ofreció diciéndome: A mí no me importa si usted es rojo, amarillo o verde; me dijeron que es un buen profesional y nos va a dejar bien parados en el jurado . Allí conocí a Moacir Werneck de Castro, columnista de Globo, que me regaló un libro sobre Mario de Andrade, de quien había sido muy amigo. Le resultó curioso que me llamaran Macunaíma.
11) Y usted se familiarizó con el nombre en su niñez, antes de conocer la historia.
Sí. Yo leí una primera versión muy mala, porque era escrita por un español y a un personaje que vivía en el nordeste brasileño le hacía decir ¡leches! , o ¡coño!
12) Ha escrito poesía, ha hecho periodismo, publicidad ¿qué es entonces?
Todo eso. En el año 93 trabajaba en McCann y le dieron para hacer un libro de los 50 años de Coca Cola en Uruguay a una editorial que lo había hecho en Chile. Yo era director creativo de la parte de Coca Cola en la empresa. Hicieron un libro estándar, con todo respeto. Ruben Marturet me preguntó qué pensaba y yo le dije: no representa a la compañía, que está entroncada con la realidad uruguaya; me parece que tendría que ser un libro que contara sí la realidad de la compañía pero que en paralelo fuera contando lo que es el Uruguay en estos 50 años y cómo Coca Cola los fue compartiendo . Me dijo: bueno, tenés seis meses y medio horario por día para dedicarte al libro . Lo escribí y ganó un premio, la Campana de Oro , una cosa de esas. El compromiso de McCann conmigo, aparte de que me pagaron, por supuesto, era que al año siguiente viajaba a Cannes. Y viajé y fue la experiencia más importante de mi vida en materia profesional. Allí estuve en París con Jacques Séguéla, que es un tipo que sacó dos veces presidente a François Mitterrand, y él me decía que ser publicista es ser curioso ante la vida. A mí me interesa todo. La mejor época de mi vida desde el punto de vista intelectual fue la década del noventa, cuando estuve en El Día además de en la agencia. Nunca nadie me corrigió un artículo o me dijo esto no puede salir . Había un espíritu democrático extraordinario, propio del viejo batllismo.
13) ¿Qué dice su pasaporte que es usted?
Publicista. Porque si ponés poeta, te dicen, ¿y además qué hacés? . Cada uno está habitado por muchos, pero una vez Paco Espínola nos dijo a un grupo de estudiantes, cuando uno le dijo que era un sabio: Si yo les dijera todo lo que no sé, van a pensar que soy un engrupido .
14) ¿Qué le dejó el Festival de Cannes?
Llegué un domingo, en el 94, desde Niza y quedé deslumbrado. Por la vereda de enfrente iba Dustin Hoffman. No hay esa cosa de cholulos argentinos de pedir autógrafos, la gente mantiene distancia y ellos se sientan a tomar un café, a charlar. Durante siete días tuve la posibilidad de ver cuatro o cinco mil comerciales y estuve en contacto con cabezas de los cinco continentes.
15) ¿Hay alguna pieza publicitaria que considere lo máximo?
Acá hay grandes cabezas publicitarias: Claudio Invernizzi, el Flaco Castro, Juan Andrés Morandi. Hay dos piezas uruguayas que recuerdo con mucho afecto. Una es El grito del canilla .
16) ¿Por qué? Tuvo mucho coraje la empresa que la desarrolló, porque mostró por primera vez una realidad real, no de cartón pintado. E incorporó la murga, que es una vertiente del alma uruguaya y es una que sabemos todos . Aunque no vayas al tablado, cuando empieza a sonar esa murga canción de Jaime Roos, te toca la sensibilidad.
17) Mencionó una pieza, ¿cuál fue la otra?
Una muy importante porque marcó un quiebre en la publicidad de artículos íntimos de mujer. En realidad debería mencionar dos; una es del flaco Claudio (Invernizzi) y se llama Hermanas . Es la que una le pasa a la otra una toallita por debajo de la puerta. Me pareció un poema porque expresaba una nueva realidad. La otra es una pieza de Laurita Silveira en la que aparece una muy joven Natalia Oreiro, que va caminando en medio de una fila de lobos feroces y dice el locutor: Tranquila, vas con OB; tú no te das cuenta, nadie se da cuenta . Los pongo como ejemplos de una publicidad inteligente.
18) ¿Tiene una pieza preferida a nivel internacional?
Pah he visto tanto. Hay un comercial brasileño para una manteca vegetal, sencillísimo. Ganó un León de Oro en Cannes y yo lo muestro mucho en mis clases porque demuestra cómo con muy bajo presupuesto, a pura idea, se puede conmover a la gente. Hay una canción muy vulgar que habla de las propiedades de la manteca y van mostrando tortas, fideos A mitad del comercial el propio locutor empieza a mordisquear la comida y empieza a cantar con la boca llena. El final es absolutamente apoteótico. Hay otro de un noruego, para una compañía de aviación que propone el 50% de descuento a los jubilados y pensionistas. Es un señor que llega a su casa, abre la puerta, se mete al living, se saca la ropa, queda en bolas y mira por el ojo de la cerradura la habitación en que se supone que está su esposa. El tipo agarra una rosa, se la pone en la boca y abre la puerta. En contraplano aparecen los suegros, que están sentados tomando el té con la mujer y miran espantados cómo este tipo entra desnudo. Y al final dice 50% de descuento para jubilados y pensionistas . El tipo no esperaba la visita de sus suegros.
19) ¿Y publicidades suyas? ¿Cuál recuerda especialmente?
Bueno, uno siempre cuenta las ganadas. Yo recuerdo con particular afecto las de CCE, una marca brasileña de audio prácticamente desconocida. Inventamos un personaje, un negro que era un malandro brasileño. En esa época no existían afrodescendientes en la publicidad uruguaya. El negro, Mario Santana, decía muito melhor que bom , que fue una frase que pegó mucho. Hay un cuento muy divertido.
20) Puede hacerlo.
Vino un productor español buscando un actor afrodescendiente para la película Tangos , en la que trabajaba Sancho Gracia. Le habían recomendado al negrito de CCE en Canal 10. Que lo citen para las 4. Yo tengo antes una entrevista con un actor negro del Teatro Circular , dijo el tipo. Vio el personaje de CCE en televisión y le gustó. Tengo dos opciones, no sigo buscando , dijo. Llegó Mario Santana a las tres de la tarde, tuvo la entrevista, discutieron condiciones de trabajo y el hombre le dijo: Le contesto muy rápidamente porque ahora va a venir otra persona No, no va a venir nadie interrumpió Santana- soy yo mismo . Y así Mario comenzó una carrera que duró bastante tiempo en España, con mucho éxito.
21) ¿La mejor publicidad es la que vende más?
Sí, claro. Por alguna razón vende más. Yo tengo responsabilidad por los dineros del cliente. Hay también muy buena publicidad que no vende nada, pero que aporta conocimiento y valores a la comunidad. Yo trabajé para Coca Cola en un documental sobre Pepe Guerra y en este momento estamos haciendo otro sobre Zitarrosa y tenemos otro sobre Asaltantes con Patente en el carnaval. Ninguno de estos trabajos va a hacer que se venda una Coca Cola más, pero de alguna manera está fortaleciendo la marca, está generando simpatía entre la gente.
22) Habla de una marca impuesta, pero imagino que habrá publicidades excelentes desde el punto de vista artístico, para productos menos visibles, que no tienen ningún impacto en las ventas. Pasa sí. Los estudiantes a veces creen que la mejor publicidad es la que ha ganado más premios. Desde el punto de vista sensible sí, es la que prefiero ver. Hay una cosa para resaltar: buena publicidad aplicada a un buen producto, difícilmente no funcione. También hay mala publicidad aplicada a un buen producto y funciona igual, porque el producto es más fuerte que su publicidad. Yo no creo en eso de que la publicidad es una bruja mala que le abre el cerebro a la gente y la obliga a consumir aquello que no necesita. Yo creo que la gente compra las cosas que representan un valor real.
23) En un segmento de gran competencia, como por ejemplo el de los celulares, ¿qué importa más: la creatividad o el mensaje directo?
Ahí, la creatividad. Estás poniendo un caso extremo, porque las variables no son muchas: la tecnología es la misma, el servicio también. Lo que importa es la creatividad.
24) Si yo soy la marca A y tengo un celular con cierta novedad y muy barato, ¿no alcanza con que lo diga?
No, creo que no. En ese caso creo que no. Hay otro tipo de productos en que sí. Por ejemplo, una computadora que no tenga virus. Pero hoy los productos se parecen mucho. ¿Qué diferencia hay entre una gran cadena de supermercados y otra? Diez pesos, cinco pesos. La diferencia va a estar en lo que seas capaz de generar en simpatía hacia la marca. Y eso puede venir de un comercial inteligente.
25) ¿Muy poca gente sabe de publicidad?
No te creas. ¿Viste que para enterrar un muerto cualquiera sirve, menos un sepulturero? Murió un amigo mío en diciembre de 2004 y el sepulturero estaba comiendo un sandwich. No digo que le estuviera faltando el respeto al muerto; el tipo comía un sandwich porque tenía que comer. Hay como una cierta rutina que el tipo tiene que hacerla, porque está enterrando muertos. Eso pasa a veces con la publicidad.
26) La publicidad, decía, es su medio de vida.
Sí, no siempre me fue bien. La crisis del 2002 fue muy despiadada conmigo y con muchos de mi generación porque había una corriente de pensamiento que decía: Todo tipo mayor de 40 años es sospechoso . Yo tengo 55. Pero no todos piensan así. A Walter Cáceres, Ruben Marturet nunca lo dejó ir (de Coca Cola), siempre lo estaba consultando porque era como el disco duro de la compañía. Yo creo en la armonía de la relación entre las dos generaciones: los jóvenes y los más veteranos.
29) Cuando trabaja en publicidad, ¿qué necesita más: inspiración o transpiración?
Las dos cosas. Me pongo música y, aunque no tenga nada que ver con lo que estoy trabajando, me ayuda mucho, me abre la cabeza. A veces trabajo en mi cuarto, a veces en un pequeño espacio que tengo acondicionado en mi casa. O me llevo la computadora a la cama y me pongo los auriculares. A veces escribo con papel y lápiz. No hay un método definitivo. A veces hay un elemento que te desencadena algo, y otras sufrís mucho porque la página en blanco es complicada, y todo es para ayer.
30) ¿El bloqueo es algo que sufre habitualmente?
Te pasa sí. Esto es una herejía: una vez tenía que escribir un guión para Coca Cola, para una promoción de platos que había sacado. Canjeabas tapitas por platos. Escribí tres y ninguno me convenció. Pero en el auto, mientras iba a Camino Carrasco se me ocurrió una punta. Y les dije que había visto un comercial en Barcelona y lo describí. Era mentira, se me había ocurrido en el viaje. Ves, vos tenés que pensar en una publicidad así , me dijeron. ¿Quién hizo esa publicidad? Un catalán, Jordi Savater . Andá a la agencia y pensá una cosa creativa como esa que me acabas de contar . Entonces les dije: No existe Jordi Savater, soy yo . No, me estás jodiendo . Y me volví para la agencia a transcribirlo.
31) ¿Se roba mucho en publicidad?
Sí, se roba. Hay dos tipos de robo: uno permitido que es inspirarse en algo, una referencia. La mayoría lo hacemos, no sólo viendo comerciales, sino viendo la vida. Pero también hay de la otra clase de robo, de la que mejor ni hablar.
32) ¿Se sintió alguna vez como un mercenario? No, definitivamente no. No puedo ocultar mi posición política, es notoria, pero he tenido el honor de trabajar con distintos sectores. Cuando terminó la dictadura definí que me interesaba el marketing político y trabajé en el año 84 con el Frente Amplio. En el 89 trabajé para Batalla, que se fue del FA y fue candidato presidencial. En el 94 volví, como director general creativo, con Juan Ángel Urruzola, a hacer la campaña del FA. En el 99 trabajé en la interna del Partido Colorado con mi amigo Hugo Fernández Faingold; no tuvo mucha suerte. En las elecciones nacionales de ese año trabajé con Ana Lía Piñeyrúa, en el sector de Volonté. Y en 2004 me llamaron para trabajar con Francisco Gallinal. Para mí fue un honor: trabajé con un gran respeto, con gran comodidad. Sacó dos senadores y ocho diputados con una inversión muy limitada.
33) Con la pregunta anterior no apuntaba exclusivamente a la política, sino a que el publicista quizás se ve a menudo en la obligación de promocionar un producto en el que no cree.
Puede suceder. Lo mejor de todo es decirle al tipo: mire, no cuente conmigo . Es bravo parar la olla, pero es mucho más difícil remontar la situación en la que uno caiga en la producción de una propuesta publicitaria para un producto que no lo merece.
34) ¿Y cuando uno es empleado de una agencia?
Yo soy fundador del Círculo Uruguayo de la Publicidad y he militado por la defensa de la libertad de conciencia. Capaz que tuve mucha suerte. No me acuerdo ahora de ningún caso en que haya dicho yo esto no lo puedo hacer . En general estaba de acuerdo con los productos que me tocaba publicitar. Es más, los consumía.
35) Además de poesía, ha escrito canciones. Colaboré con Jorge Lazaroff, que fue mi hermano, con Darnauchans, con Fernando Cabrera, con Leo Maslíah. Yo empecé a leer poemas allá por el 71 o 72, en espectáculos de música popular, y había amigos que me decían mirá, tengo una música, ponele una letra . Esto me sirvió mucho después para la publicidad, para hacer letras de jingles.
36) ¿Tiene amigos entre los políticos más influyentes? Durante la campaña electoral me sentí muy cerca de Pancho (Gallinal) y tengo dentro del Partido Nacional queridísimos amigos como Javier García, con Jorge Barthesaguy, Beatriz Argimón. Dentro del Partido Colorado me siento amigo del Turco Abdala. En mi fuerza política varios, no necesariamente aquellos a los que voté.
37) ¿Fue comunista?
Fui comunista.
38) No lo es más.
No, desde el año 89. Es la primera vez que alguien me pregunta esto. Te voy a contestar como le contesté a un señor puertorriqueño que aprecio mucho en Encarnación, Paraguay. Él me dijo un día: Puedo entender que te guste el rock n roll, el tipo de cosas que hacés lo único que no me cierra es que seas comunista. ¿Sos comunista? Y yo le dije: Si la pregunta me la hacés desde la derecha clásica, primitiva, te voy a decir que sigo siendo comunista. Ahora, si me la hacés desde una visión democrática y tolerante, no tengo nada que ver. No tengo nada que ver con el muro de Berlín, con la invasión a Checoslovaquia, con Stalin. No tengo ni tuve nada que ver con eso . Vos me dirás: Pero entonces eras un boludo . Yo milité en una Juventud Comunista que no tiene nada que ver con la de hoy. En el 89, no sólo yo sino miles que queríamos un cambio de rumbo rompimos con eso. Hoy me siento un ciudadano independiente, sigo siendo un hombre de izquierda. Eso ya pasó, es curioso que me lo hayas preguntado, porque en general es ese tipo de preguntas que resultan incómodas, aunque a mí no me lo resulta para nada porque sigo aplicando la misma respuesta que aquella vez.
39) ¿Estaba equivocado?
Cuando la invasión a Checoslovaquia tenía 17 años y la respaldaba. Un compañero me decía: No podés apoyar eso . Y bueno, entré en la borrachera y terminé vitoreando una intervención que hoy día me avergüenza. La visión de un hombre de izquierda del siglo veintiuno está estrechamente ligada al respeto a la democracia y a la diversidad.
40) ¿Alguna vez su ideología de aquel entonces entró en conflicto con su profesión?
No, para nada. A veces, en algún lugar, alguien te quería desautorizar diciendo: Sí, este es buen publicista, pero es zurdo . O directamente: Pero este tipo es comunista , lo que escandalizaba a mucha gente, sobre todo trabajando para una compañía internacional. Cuando murió Alfredo Zitarrosa, mi jefa en El Día me dijo: Hacete un cuarto de página como homenaje . Alguien en los corrillos del diario dijo, ah, nos están infiltrando el diario . Esto llegó a oídos de mi jefa y me dijo: Ahora hacé una página entera, yo le voy a dar a éste, hacer macarthismo barato .
De novela
El Macunaíma de la leyenda tupí nació con la piel negra, pero el agua de una fuente lo volvió blanco. Otros apenas pudieron blanquear las palmas de sus manos y las plantas de sus pies. Atilio Duncan Pérez Da Cunha -55 años, casado, tres hijos- dice que este personaje que en 1928 Antonio de Andrade retrató en su novela Macunaíma, el héroe sin ningún carácter - era una mezcla de ingenuo e hijo de puta . Tomando el hijo de puta como sinónimo de travieso o bandido, Atilio se ganó su nombre antes de que pudiera conocer la historia. Entre su abuela brasileña y sus tíos lo bautizaron así.
Estudiaba Historia en el IPA y en Humanidades cuando la dictadura le aplicó la letra B y le complicó las cosas. En ese momento trabajaba como aprendiz en la agencia Capolino y el no poder seguir estudiando definió su futuro. La publicidad fue desde entonces su medio de vida y su fuente de realización. Además de publicista, le gusta definirse como poeta y periodista. Publicó tres libros de poesía y va por el cuarto, que espera vea la luz este año. Pese a que al principio no le gustaba el apodo lo veía femenino - cuando se hizo socio de Agadu lo adoptó y es, definitivamente, su nombre.
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