domingo, 1 de junio de 2008
Carveriana
a Daniel Bosch Suárez
hay miserias humanas
que pasan por el ojo de una aguja
mínimos flecos filamentos míseros
de las luces que se apagan
en medio de las luces
“de todo lo que brilla en la ciudad”
detrás de las pisadas de los ángeles
hay un dolor monótono y tedioso
sentado en la mesa de un bar
donde las moscas se embriagan en la gota de vino
y el silencio es un cráneo desnudo
donde ni el cuervo canta
qué demonios podría arder
en el subsuelo de todos los subsuelos
en el desagüe de todas las alcantarillas
donde la muerte que se muere
con las manos cruzadas
se acomoda en un sillón aterrizado
como un viejo aeroplano
carver y su lente pasan
a través del ojo de la aguja
clavada en las carnes del mundo.
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