Había un obrero comunista, que compartió la prisión en un cuartel con el poeta Elder Silva, compañero y hermano de generación y de ideas,que los domingos se ponía su única camisa limpia, ¨porque el domingo es nuestro y no es el día de los patrones¨.
El Primero de Mayo siempre me ha parecido a los domingos, con un sol festivo aunque esté nublado.
Un día en el que las utopías parecen estar en la alacena de la cocina, al lado del mate y las banderas.¿Les resulta ingenuo?
Estuve en el mayo del 68, pero también en el del 83, cuando la dictadura se tambaleaba y nos autorizaron un Primero de Mayo bajo las banderas del PIT.
Los obreros preguntaban: ¨¿Qué son estos del PIT? ¿ Son amarillos?¨.
Cuando en los códigos de la época, explicábamos que era la continuidad de la central y de sus luchas, los compañeros asentían con la cabeza y apretaban el puño.
Hoy, pienso en el zapatero Perrone, en Mendiola, en Enrique, en Pastorino, en Héctor Rodríguez, en Gerardo Gatti, en Cuestas y en León Duarte, y tantos.
El Primero de Mayo es la señal para que los trabajadores se pongan a la conquista de todos los días de esta vida.
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