sábado, 22 de marzo de 2008

DYLAN WAS HERE.


Marzo tiene fechas para mí que me resultan penosas, irritantes o amargas.
Por lo tanto, trato de pensar en el día 9 o el 10, para no tener que reparar que está también el 7, día del mes de marzo que me engancha para siempre a la tristeza, porque ese día mi hermano de la vida Eduardo Darnauchans Miralles se fue de gira.(Por suerte, pudo ser el anfitrión de Bob Dylan en su anterior presentación en 1991).
Antes de eso, este mes me traía los recuerdos de los años escolares, la angustia felipista de volver a clases, cuando abríamos el libro de lectura en una página que hablaba del 15 de marzo, día en el que dejábamos atrás una temporada de playas a las que, mis hermanos y yo no habíamos ido.
Siempre habrá fechas y meses que te perturben o te  hagan llorar, pero este mes tiene sus bemoles. El 19, por ejemplo, fecha en la que tocó el sr. Robert Zimmerman y no pudimos verle.
A dos 200 kms. hice de cuenta que él no estaba, me refugié en los discos de Quique Gonzàlez y en mis músicas, en los libros de Angel González que me envió Esteban Leivas.
Hice oídos sordos a las ansiedades y reclamos de mi hijo Miguel precozmente dylaniano(el Darno diría que de tal palo tal astilla). Pero igual, el maestro me hizo saber con ¨su voz de urraca valerosa¨ que pasó por aquí.
Ahora que pasó Dylan, seguirá  el otoño entrado el 21, empezaré a usar buzos y a tener dolores lumbares. El 24 me recordará que enfrente, del otro lado del río, el infierno reaccionario hizo palidecer al mismo diablo. 
En marzo con sus días pálidos y atormentadores, por suerte siempre me queda el 26.



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