Desde la semana pasada estoy con una lumbalgia atroz, a pesar de que me levanto, doy unas vueltas, hago algunas cosas y me vuelvo a la cucha.
Por esa razón, Mi hijo Miguel me pidió para ir en mi lugar a ver el recital de festejo de los 15 años de la Abuela Coca en Central.
Hoy me llegaron unas fotos del recital y de mis amigos Chole y Gonzalo Brown.
También una de agite total.
Metido esa multitud, está mi hijo, saltando y metiendo bulla como los seguidores de una de las más grandes bandas uruguayas.
En noviembre de 1989, nació prematuramente, con un bajo peso y un pasaje casi inmediato al CTI(allí convivió con Guillermo Carbone, el bebé de Alfonso, que también tuvo problemas) y el médico me dijo que no podía aventurar pronósticos más allá de hora a hora.
Hoy, es un tipo casi tan alto como yo, escucha a Bob Dylan y chatea con tipos de mi edad sobre él, se prepara para entrar el año próximo a psicología y hace pogo con la Abuela Coca.
¿Dónde está el bebé indefenso al que le cambiábamos los pañales?
Los pañales desechables más chicos le quedadan gigantescos, así con la madre de uno hacíamos dos.
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