sábado, 1 de septiembre de 2007
MALA NOTICIA, MALA ENFERMEDAD DEL FLACO BOSCH.
Gerardo Berriel, Lito Alberte, Berna Civano y el entrañable Flaco Bosch.
me acordaré siempre de un libro de borges que me regalaste,
de tu interminable discusión con una funcionaria de la FUNARTE en Río de Janeiro para que te vendiese el recipiente del veneno de una cerbatana, pero no la cerbatana porque medía como 2 metros y no la podíamos cargar en el avión.
Voy a acordarme hasta que me pasen la película, de Daniel con tres paquetes de cigarrillos en la mano y una taza de café en la otra, pero por encima de esa absurda caricatura de estrés y de locura funcional, voy a recordar al Bosch que mis hijas recuerdan como un atento caballero.
No estoy anticipándome a ninguna otra clase de dolor que al que ya siento y que espero mitigar con el afecto, con el abrazo de los míos, así como mis mejores pensamientos presentes hacia un compañero de todas las horas, con nuestros muchos acuerdos y nuestros también muchos desacuerdos.
Espero me dé tiempo para preguntarte sobre Antonio Gramsci y nuestras viejas afinidades materialistas y dialécticas.
Espero me dé tiempo para contarte que estoy preparando un libro con el Urruzola y que te incluye entre mis mejores cosas, las del corazón y también de la literatura.
Siempre has estado en una suerte de altillo de mi alma, entre los personajes más contradictorios y entrañables, ¿por qué no podrías ser un tipo contradictorio?
Ya el viejo Mao señalaba que estamos hechos de contradicciones y que el asunto es aprender a vivir con ellas.
Mi amigo, mi compañero estoy aquí, oliendo como un perro tristón la portada de un libro de jorge luis borges, manual de zoología fantástica, en el que pusiste con letra menuda:
¨Para mi amigo macu gladiador de mil guerras. Daniel B.¨
Dame tiempo, Bosch, dame tiempo que necesito conversar contigo tantas cosas.
Macu
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