lunes, 23 de julio de 2007

Uno, y el corazón del otro.



Comentario para el disco noruego de Daniel Amaro, que será editado en Montevideo por el entrañable Angel Atienza, el factotum de Perro Andaluz.

La primera imagen que me viene a la cabeza de Daniel Amaro, es la de un muchacho de lacia y larga melena, con un mechón ceniciento, y de jeans ajustados, cantando ¨Flying high¨de Country Joe & The fish, cuando el parte de una bandera uruguaya legendaria, Cold Coffee(estaban alli Ernesto Soca, Pippo Spera, Helena Paglia y su hermana).
¿Qué año sería entonces, tal vez 1970? La segunda tiene que ver con Diana Reches, alias Diane Denoir, haciéndome escuchar una cinta con el Amaro cantando a Ernesto Cardenal. Y la tercera tiene que ver con un patio del Instituto de Profesores Artigas y alguien que me pasa furtivamente un disco de vinilo, simple, grabado en Bs.As., incluyendo ¨Reina de la plaza¨ una canción escrita por Daniel con su hermano Eduardo(entrañable fantasma que anda de gira por un barrio donde regalan poemas como si fuera perejil).
Desde estas imágenes, prehistóricas, asunto de viejos dinosaurios, han pasado más de treinta años, en los que Daniel Amaro entra con sus canciones en mis oídos y en mi corazón como juan por su casa.
Es un antiguo compinche, compinche de compinches de mí y de mi alma como Esteban Leivas, como Pippo, Diana y tantos.
Por eso, me atrevo, o al menos eso intento, a escribir estas pobres palabras que pretenden introducirte en la audición del nuevo cd de Daniel Amaro.
Detrás de esa manzana matusalénica, que no es la de Apple, ni la manzana de nuestros pecados, ni el espejo de hoy de una antigua reina del barrio, hay un manojo de canciones escritas ¨desde el corazón patria de sentimientos¨, como dice Daniel.
Algunas tienen ese perverso espíritu de tango, que nuestra generación definió como tanguez, hay también boleros cabezones y reos, transiciones jazzísticos de los noruegos que acompañaban al Amaro y que tocan como mil demonios(por cierto, escuchen el bandoenón de Per Anne Glovirgen en ¨Polvo enamorado¨, suena como si en lugar de haberlo hecho cerca del Mar del Norte hubiera nacido en Pompeya).
Decía Daniel que en las canciones no caben muchas explicaciones, y concluía que este cd era una manera revertir la soledad,porque lac canciones no cambian al mundo pero ayudan a vivir.
Y es así , desde Bergen, Noruega (donde un plato de ravioles amasado por Doña Julia puede ser tan exótica como una nevada en Dakar) estas canciones desde el corazón de Daniel Amaro sostienen el mío en esta fría tardecita montevideana, mientras escribo estas palabras que introducen.
Con ¨abrazo de gol¨.
Atilio Pérez da Cunha
(Macunaíma)
Montevideo, julio de 2007

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