Cuando mis padres eran novios, la comunidad negra hizo un baile en el Club Uruguay.
Estimo que mi viejo tendría entonces 22 y mi mama no tenía más que 16.
Era un baile de gala, de vestido largo y de cierta etiqueta, al que habían invitado a mi madre muy orgullosamente porque era hermana de un futbolista entonces reconocido.
Mi madre advirtió a mi viejo que tenía que ir vestido adecuadamente y el tuvo que salir a comprarse un traje nuevo.
Por entonces papa era oficial peluquero en una peluquería de ,la Ciudad Vieja y tuvo que salir después del trabajo apresuradamente a General Flores para comprarse el dichoso traje.
Después mi abuela le ajusto el bajo del pantalón, le plancho su mejor camisa, mientras el lustraba cuidadosamente sus zapatos.
Papa se recorto el bigote y se peino cuidadosamente con gomina y un toque de Glostora, un aceitoso producto de la época que dejaba el cabello brillante.
Saludo a su madre y a sus tres hermanas que en la intimidad le decían " Negro", aunque como ven, mi viejo, nieto de tanos y gallegos, no tenía nada de afro.
Salió contento con su traje nuevo, con la invitación al baile cuidadosamente guardada en el bolsillo, siguiendo la recomendación de la novia que le había pedido que no la olvidara.
El Club Uruguay brillaba en todo su esplendor y mi madre era acribillada a preguntas por las organizadoras;" Ah así que tenes novio?", ¿ El que hace", ¿ Cuando piensan formalizar?", " ¿ De qué familia es?".
Cuando mi viejo llego al Club los porteros que vigilaban rigurosamente el acceso no lo dejaron entrar.
Mi viejo mostró la invitación y dijo que su novia ya estaba adentro, pero los tipos seguían diciéndole que no podía entrar y que se retirara de la puerta.
En esa época no había celulares, ni mensajes de texto, ni what's app, ni cosa parecida.
Así que mi viejo se fue a la plaza a ver si mi madre lo veía desde los balcones del Club Uruguay.
Mi vieja adentro era un manojo de nervios porque había pasado ya mucho tiempo de la hora pactada y mi viejo no llegaba.
Además en esa época mi misma era una muchacha muy linda y los cuervos la tenían asediada con "¿ Me concede esta pieza señorita?"
-" No, gracias,Nestor esperando a mi novio, que llegará de un momento a otro" contestaba mi vieja.
Mi vieja salió finalmente a tomar aire al balcón y a ver si lograba ver a mi padre.
Y lo vio, paradito en la plaza Matriz, mirando hacia los balcones.
Con gestos desesperados le explico que no lo dejaban entrar.
Mi vieja se volvió iracunda hacia las organizadoras y les dijo que no dejaban entrar al novio.
-" ¿ Se habrá olvidado de la invitacion?"
-" No", contestó mi madre, " la trajo".
-" Bueno, ¿ quizás no esta vestido adecuadamente?"
- " Esta vestido como corresponde", retruco mi madre.
Una de las mujeres se levanto un poco el vestido largo y salió presurosa a ver que había pasado.
Volvio al rato para salir con un gesto d desdén a mi madre:
" Lo siento querida, tu novio no puede entrar porque no es de la raza".
Mi vieja se marcho entonces y camino con mi padre por la calle Sarandi que entonces no era peatonal.
Esa noche terminaron en el bar Mera en el barrio del hogar materno comiendo pizza y faina, mi viejo de traje y mi vieja de vestido largo.
Para redoblar la apuesta esa noche en el Club Uruguay tampoco dejaron entrar a una hermana de mi madre, mi tía Tita, porque de todas las hermanas era la mas clarita y pasaba por blanca.
Mis padres ya no están para precisar detalles que ya no recuerdo y que quizás se están volviendo literatura, pero si se como les dolió en el alma aquella noche marcada por los prejuicios y el racismo al revés.
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