Conocí a Elbio Rodríguez Barilari en 1971, en un patio del Instituto de Profesores Artigas.
Ambos habíamos dado el examen de ingreso al Profesorado de Historia y hablando de eso y de otras boludeces, acabamos en un boliche hablando de música.
Me parece que lo propuse como guitarrista fallido de la banda del Pájaro Canzani, un asunto que no acabó como esperábamos, pero él si me acompañó en mis primeras aventuras poéticas orales.
Fuimos a la tele, al Canal 12, y yo dije mis primeros esperpentos, mientas Elbio se esmeraba en la viola. Barilari fue y vino conmigo a muchas partes, también a Frisco.
Hemos sido amigos, compañeros, hermanos, compinches y también entrañables enemigos íntimos. Nos hemos abrazado, defendido, atacado, peleado como perro y gato, y nos hemos reconciliado bellamente.
Mejor aún: siempre tuvimos la suerte de acabar convergiendo.
Barilari, músico de jazz, compositor, arreglador, escritor, poeta, crítico, periodista, comunicador radial, hincha del C.A. Defensor, aunque yo lo suponía manya, es de mi barra.
Y eso es todo, o en todo caso, sobre todo es de mi barra.
Se caga y recaga en los comisarios políticos, los sonetistas de culo fruncidos, los punks contestatarios funcionales a la derecha, los funcionarios con cualquier uniforme, los escritorzuelos y las escritorzuelas narcotizadas por el poder de un despacho o el aplauso de los cenáculos.
Pongan unos tipos como Elbio detrás del alambrado y gritando a mi favor, y verán como soy capaz de comerme la cancha, en cualquier cancha.
Barilari dice con respecto a ¨La bufanda del aviador¨:
¨Bo,
me emocionaste y me hiciste cagar de la risa, lo unico que no te voy a perdonar es que me hayas difamado diciendo que soy Manya. Tuerto, TUERTO SOY!abrazo descomunal
elbio
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