2001 fue uno de los peores años de mi vida.
Además de un montón de pérdidas personales, después de una clase en la universidad de la empresa tuve que empujar el auto, un viejo WV Amazon, y cuando llegué a casa descubrí que me había hecho una hernia inguinal.
De apuro me internaron y me operaron.
La recuperación fue lenta, ya que la hernia estaba estrangulada, de modo que me mandaron reposo y reposo. El único laburo que tenía por entonces, me exigía la preparación de una serie de comerciales de TV, que los editaba en la productora Buena Televisión.
El médico nunca me autorizó a levantarme de la cama, me dijo que cualquier cosa que pasara era bajo mi propia responsabilidad. Así que alquilamos una silla de ruedas y por algunas semanas sentí en el pellejo, lo que siente las personas con capacidades diferentes.
Encontré estas fotos, que ahora son un recuerdo del que me río, con la silla de ruedas y con mi querido sobrino del corazón, Pablo Trobo.
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