El pasado 7 de marzo se cumplió el primer año sin Eduardo Darnauchans.
Unos días después de esa fecha, tan negra y tan valleja, me encontré con Chichila Irazábal y ambos nos confesamos nuestro extrañamiento del Darno.
No del personaje, por el que también se puede sentir nostalgia, sino por el hombre de carne y hueso, el muchacho atormentado por demonios cuya centuria apenas pudimos entrever.
(Mi brother Raúl Ellwanger fruncirá el ceño y me dirá que esas fueron sus cartas y que se las jugó. que no hay que apenarse más y que ya está).
Uno comprende eso de cabeza, pero se le arruga el corazón cuando el viento de frente le sopla ¨Ni siquiera las flores¨. Estás aquí, hermanito, está aquí a pesar de todo.
For ever Darno.
1 comentario:
Hola Macu!
Todo es verdad, a pesar de toda esa "crónica de una muerte anunciada" creo que todavía no nos acostumbramos a Montevideo sin el darno y sin Eduardo.
va este poema que escribí en marzo del año pasado
Llueve
Bajo la lluvia
de un nuevo otoño
un regimiento de paraguas
se refleja en la vidriera
justo al lado
de los ojos perdidos.
En la otra calle
aulla el lobizón
a otras lunas
y un ángel oscuro
esconde sus alas rotas
debajo del gabán.
Pero el frío que enfrió
los recuerdos
de las noches blancas
es el mismo
que nos junta
en otras mesas
detrás de otras ventanas
a tu espera
aunque sabemos de memoria
que ya no llegarás
ni saldrás del baño
ajeno a lo ajeno
brindando a la salud
de nuestros muertos.
Este frío
es el mismo
que me obliga a ajustar mi gabardina
a esperar el ómnibus
bajo la puerta de un bar cerrado
mientras toso
y el humo huye lejos
como espantado...
Salve Macu, gracias Darno querido!
gabriel
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