jueves, 25 de octubre de 2007

DATE CORTE, KAFKARUDO, DATE CORTE



"Los Kafkarudos" · Ya está Disponible "Volumen II" .

La música popular uruguaya vinculada al rock ya ha pasado los 40. Y los integrantes de Kafkarudos tuvieron mucho que ver con el desarrollo de ese territorio en diferentes etapas. Desde comienzos de los 60 hasta hoy. Pero no se trata aquí de intentar resumir las trayectorias de Gastón Ciarlo “Dino”, Eduardo Darnauchans, Tabaré Rivero, Walter Bordoni y Alejandro Ferradás. Sería imposible.

La idea de reunirlos para este proyecto discográfico fue puesta sobre la mesa de algún boliche por el mismo Tabaré hace algo así como tres años. Y, más que bienvenida, fue tomada con el entusiasmo propio de Quijotes que quieren volver a la carga. Bien lejos de considerarse héroes del rock’n’roll, bien cerca de identificarse con personajes kafkianos que se enfrentan a un mundo cuyas reglas no llegan a comprender. Así se fue elaborando el proyecto. Así, con esa concepción que los cinco comparten naturalmente sin necesidad de explicitarlo.

Primero fueron los bocetos, casi cálculos combinatorios para repartir todo con generosidad. Luego las composiciones: una del Darno y Walter, letras de Dino para que Tabaré les pusiera música, letras de Walter y Tabaré que musicalizaría Alejandro, y así sucesivamente. El delicado estado de salud del Darno no doblegó a sus cuatro compañeros, quienes siguieron adelante con la esperanza de poder contar con su presencia al momento de concretarse la grabación.
Un par de ensayos en Montevideo y un fin de semana en Dolores, en la casa de Dino, fueron suficientes para elegir las mejores ideas, armonizar voces y poner el común denominador de sus influencias, estilos y preferencias. Así, entre guitarras, vino y ravioles caseros; con modestia y sin liderazgos; con un trabajo en equipo inusual para una banda de estas características. Y con unanimidad para elegir los invitados, también representantes de distintas generaciones de kafkarudos. Como Shyra Panzardo, Leonardo Baroncini (el mítico baterista del rock posdictadura), y Macunaíma, cuyos poemas se integran con naturalidad en esta suerte de Musicasión del nuevo milenio.
Finalmente, los fantasmas de los legendarios estudios Sondor fueron testigos de esas cuatro jornadas donde ninguno rompió el pacto. Desde algún lugar de Sansueña, el Darno les sonrió en paz.
¿Quién no ha contemplado alguna vez su propia vida con extrañeza? ¿Quién no se ha sentido como un bicho raro rezagado del pelotón? … Para todos nosotros está el regalo de este disco, con estos textos, músicas, voces, poemas, canciones. Una obra gestada a través de un periplo que me motivó a seguir creyendo en el arte.

Fernando Peláez, agosto de 2007.

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